Posverdad

En el Salón Rojo de Palacio de Gobierno, la gobernadora Maru Campos recibió a los nuevos magistrados del Tribunal Superior de Justicia, electos por voto ciudadano el pasado 1 de junio. Fue un acto solemne, de cortesía institucional, pero también cargado de mensaje político.

Campos Galván no solo felicitó a quienes integrarán esta nueva etapa del Poder Judicial, sino que dejó en claro dos puntos: la inversión política y económica que su gobierno destinó a la reforma judicial, y su disposición a construir, desde el Ejecutivo, un frente de gobernabilidad con el nuevo pleno.

El grupo de magistrados fue definido por la mandataria como “joven, plural y altamente calificado”, una narrativa que busca contrastar con los viejos tribunales de designaciones opacas. Pero, también, un espaldarazo directo a Marcela Herrera, próxima presidenta del TSJ y quien obtuvo la mayor votación de todo el proceso.

No pasó desapercibido que al encuentro acudieron los pesos pesados del gabinete estatal: el secretario general de Gobierno, Santiago de la Peña, y el fiscal César Jáuregui. Ambos son operadores políticos cercanos a Maru y protagonistas de la interlocución con el Poder Judicial, lo que anticipa un bloque de gobernabilidad alineado a Palacio.

La gobernadora hizo énfasis en proteger instituciones, hablar de estabilidad y apostar por el Estado de Derecho. Pero en el fondo, la reunión sirvió también para dejar claro que la relación entre el Ejecutivo y el nuevo Poder Judicial comienza con buena sintonía… al menos en la narrativa.

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El reacomodo en el gabinete municipal no solo responde a necesidades operativas, sino que envía un claro mensaje político desde la oficina del alcalde Cruz Pérez Cuéllar: nadie tiene el cargo asegurado.

Al nombrar a Luis Fernando Rodríguez como nuevo titular de Centros Comunitarios, Cruz aprovechó para hacer una advertencia pública a sus directores: se vienen más evaluaciones, y el confort administrativo no tiene cabida en su segunda gestión.

“Que nadie se sienta cómodo en su puesto”, soltó el alcalde, en una frase que resuena no solo como criterio de gestión, sino como un recordatorio del poder vertical que ejerce dentro del gabinete.

Las recientes salidas y enroques —como la de Arturo Rivera en Servicios Públicos o el ascenso de Óscar Guevara en Comercio— forman parte de lo que él mismo denominó una “refrescada”, una especie de sacudida preventiva en medio de su ruta hacia el 2027.

Aunque por ahora se ha puesto pausa a nuevos movimientos, Cruz ya adelantó que en septiembre, al cumplir el primer año de esta segunda administración, volverá a girar el tablero.