Posverdad

*Maru y Abbott: un puente al estilo Lone Star
*Trump cierra el muro… también a los abrazos
Por: Redacción 08 Mayo 2025 06 38
La reunión entre la gobernadora Maru Campos y su homólogo texano, Greg Abbott, marca una jugada en el ajedrez fronterizo. No es solo un “encuentro productivo”, como ella misma lo definió en redes sociales, sino una señal directa de que Chihuahua quiere posicionarse con fuerza en la nueva narrativa, en tiempos en que el agua, los aranceles y la migración tienen a la región bajo tensión.
Ambos mandatarios tienen más en común de lo que aparentan: son conservadores, defienden el capital privado, y entienden que el desarrollo económico necesita menos pleito ideológico y más pragmatismo territorial. La foto con Abbott no solo es diplomática, también es política, sobre todo cuando el discurso nacional gira en torno a la relación con Trump y las presiones del Tratado de Aguas.
Maru, al reunirse con el gobernador texano en un contexto de extrema sequía y con la exigencia estadounidense de que México pague con agua del río Conchos, manda un doble mensaje: que está dispuesta a entrar al diálogo de alto nivel, pero también a recordar que Chihuahua es actor clave en esta ecuación y no simple espectador de lo que se decida desde Palacio Nacional.
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Con la militarización de la franja fronteriza, Donald Trump no solo blinda el paso de migrantes, también clausura uno de los símbolos más humanos y poderosos de la frontera: el evento Abrazos, no muros.
La imagen de madres reencontrándose por unos minutos con sus hijos separados por la política migratoria, ese breve respiro de dignidad que se permitía una vez al año, ya no tiene cabida bajo el nuevo régimen de alambre, botas y fusiles.
Trump decidió declarar zona militar una franja de mil kilómetros, desde Baja California hasta Chihuahua, eliminando cualquier atisbo de humanidad en nombre de la seguridad nacional. Y lo hace justo cuando las encuestas lo empujan a redoblar su narrativa más radical. Ahora la frontera no solo es línea divisoria, sino territorio militarizado.
Para organizaciones como la Red Fronteriza de Derechos Humanos, hizo todo, obtuvo las autorizaciones previas de la Patrulla Fronteriza pero de nada sirvió.
En Ciudad Juárez, esta decisión cala hondo. La frontera que antes podía albergar un abrazo supervisado, hoy levanta bayonetas.
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