posverdad

*Cruz, la ruta del sur y con permiso de Morena
*El “CEO” en bermudas y la justicia en pausa
Por: Redacción 04 Agosto 2025 06 53
Lo de Cruz Pérez Cuéllar ya no es solo una gira: es un mensaje. De El Vergel a Parral, pasando por Balleza, San Francisco del Oro y Valle de Allende, el alcalde juarense está marcando territorio, pero no el suyo. Está hablando en código electoral, y el sur del estado es, a estas alturas, más que una parada obligada: es un termómetro.
Quien conoce Chihuahua sabe que el sur profundo no se recorre por accidente. Son territorios con fuerte carga simbólica, donde los liderazgos suelen ser celosos, pero también donde Morena necesita compactar su músculo territorial si quiere dar el salto definitivo en 2027. Y ahí, Cruz entra con discurso suave, selfies de cercanía, y abrazos de movimiento.
En Parral, “como en casa”, dijo. Y no fue un lapsus. Fue una señal. El sur no es terreno tradicional de Morena, pero sí es el campo donde puede definirse la siguiente elección estatal.
Los municipios serranos, históricamente inclinados a lo local, están viendo con curiosidad una figura que proviene del norte, pero que baja con discurso de unidad, infraestructura y —por supuesto— con apellido conocido.
A diferencia de otros aspirantes, Cruz no espera tiempos oficiales. Hace asambleas, conforma comités seccionales, responde al llamado de su dirigencia y lo deja documentado en redes sociales con el lenguaje de un operador político más que de un edil fronterizo.
El 2027 parece lejos, pero en realidad, ya empezó. Y Cruz ya va en carretera.
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Este domingo, en algún centro comercial de El Paso, Texas, fue presuntamente captado Armando Gutiérrez Rosas, el hombre que prometía multiplicar fortunas y terminó dejando a miles de familias chihuahuenses en la ruina. El mismo que encabezó Aras Business Group, la firma que se vendía como sofisticada, pero operaba con el manual básico del esquema Ponzi.
Ahí estaba: con bermuda beige, camisa negra y tenis deportivos. De compras, relajado. Como si no cargara con miles de denuncias por fraude y una orden de captura con recompensa de cinco millones de pesos a quien lo entregue a la justicia. Como si no fuera prófugo, sino turista.
Y mientras la Fiscalía de Chihuahua lanza boletines y reiterados llamados, el “CEO” parece tener la logística más eficiente que todo el aparato de procuración de justicia. Escurridizo. Protegido. O simplemente fuera del radar por omisión —o conveniencia— de quienes debieron tenerlo vigilado desde hace años.
La imagen de Armando Gutiérrez paseando con total impunidad retrata algo más que una evasión: evidencia una fractura entre el discurso institucional y la realidad judicial. Porque una cosa es hablar de justicia y otra es concretarla, sobre todo cuando se trata de personajes con redes de poder, influencia económica y posibles silencios cómplices.
¿Dónde están los convenios de colaboración binacional?, ¿Por qué la extradición nunca avanzó, si desde hace años se sabe que reside en Estados Unidos?
No es la primera vez que se le ve. Pero sí es una nueva bofetada para los inversionistas defraudados, que han pasado de la indignación a la resignación.
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