Posverdad

El Senado volvió a ser el epicentro de la grilla nacional, y esta vez con un tema que pega directo a las dinastías políticas: la reelección y el nepotismo.

Todo arrancó con la iniciativa enviada por la presidenta Claudia Sheinbaum a principios de mes, justo en la conmemoración de la Constitución. Un evento que, por cierto, se llevó a cabo sin la presencia de Norma Piña ni de nadie de la Suprema Corte, lo que ya marcaba el tono de la reforma.

El planteamiento original de Palacio Nacional contemplaba eliminar la reelección a partir de 2030, pero ponía candado al nepotismo desde 2027. Sin embargo, Adán Augusto López, exsecretario de Gobernación y ahora senador, movió los hilos y logró aplazar la prohibición del nepotismo hasta 2030.

El ajuste aún debe pasar por la Cámara de Diputados, pero ya encendió las alarmas. La jugada da oxígeno a los mini partidos, especialmente a PVEM y PT, aliados de Morena, que han hecho del "heredar" candidaturas una tradición.

Así que mientras en el discurso se habla de cerrar el paso a los cacicazgos, en la práctica, se les da tres años más para seguir acomodando fichas familiares.

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Quién anda muy bravo es el director de Comercio, Arturo Urquidi Astorga, quien ya mandó un "hasta aquí" a todos los vendedores de comida chatarra fuera de las escuelas.

A partir del 25 de marzo, entra en vigor la prohibición de vender estos productos en las inmediaciones de los planteles de todos los niveles educativos, y el Municipio ya afila los cuchillos para que nadie se haga el desentendido.

Urquidi ya ordenó a sus inspectores que desde una semana antes notifiquen a los vendedores, pero que no haya contemplaciones cuando llegue la fecha: decomiso, multas y a otra cosa. 

El mensaje es claro: o cambian de giro o se retiran, porque no habrá espacio para los que insistan en seguir vendiendo frituras y refrescos.

El operativo se concentrará afuera de los planteles, porque lo que ocurra adentro es bronca de los directivos. Pero tampoco es como que dentro haya muchas opciones saludables, así que habrá que ver si esta medida realmente cambia algo o solo termina metiendo en aprietos a los vendedores sin resolver el problema de raíz.

Por lo pronto, el Municipio ya lanzó la advertencia y Urquidi Astorga no piensa recular. Falta ver si realmente logra erradicar la comida chatarra de las escuelas o si será un pleito más con los comerciantes que ya se saben todas las mañas para esquivar la regulación, incluso no dude que interponga un amparo.