Posverdad
* Juárez en el epicentro de la política migratoria de Trump
* Sheinbaum a prueba frente a un Trump que impone
* Muro, militarización de la frontera y aranceles
* Cooperación y fraternidad entre Juárez y El Paso da esperanza
Por: Redacción 06 Noviembre 2024 06 12
La victoria de Donald Trump sobre Kamala Harris no solo significa un regreso al poder de una de las figuras más polarizantes de la política estadounidense, sino que también presagia tiempos complicados para Ciudad Juárez y la región fronteriza.
Recordemos que, durante su mandato anterior, Trump mantuvo una postura férrea contra la inmigración y una agenda proteccionista en lo económico, lo que provocó conflictos con México y afectó la dinámica en esta zona de alto flujo migratorio y comercial.
Para Juárez, que depende en buena parte de sus exportaciones al mercado estadounidense, esta victoria implica potencialmente un retorno a políticas que no serán del todo amables con los intereses locales.
Una de las primeras señales preocupantes para México y, en particular, para el gobierno de Claudia Sheinbaum, ha sido la amenaza de Trump de imponer un arancel del 25% a productos mexicanos si el flujo migratorio no es frenado.
Este tipo de presiones pueden llevar a una relación bilateral tensa y llena de amenazas comerciales, como vimos en el pasado.
Y para una ciudad como Juárez, que vive del comercio transfronterizo y la industria maquiladora, el impacto económico de un arancel de tal magnitud sería devastador, reduciendo su competitividad y afectando miles de empleos.
Por otro lado, si Trump decide endurecer las políticas de seguridad fronteriza y, en el peor de los casos, reinicia la construcción del muro, esto podría significar una militarización de la frontera como no se ha visto en años recientes.
Esto afectaría no solo el comercio, sino también la vida cotidiana de los juarenses, complicando el cruce de familias y trabajadores que a diario dependen del tránsito entre ambos países. La dinámica social y económica de Juárez y El Paso, construida sobre la cooperación binacional, podría verse severamente alterada.
Para el gobierno mexicano, y particularmente para Sheinbaum, el reto será encontrar un punto de equilibrio en las negociaciones con Trump. Al depender de la exportación hacia Estados Unidos, México se verá obligado a tomar medidas para moderar el flujo migratorio, al menos para evitar los temidos aranceles. Sin embargo, la frontera no es una válvula que el país pueda abrir y cerrar sin afectar derechos humanos y condiciones sociales, especialmente en una región ya de por sí golpeada por la violencia y la pobreza.
En resumen, la vuelta de Trump augura tiempos difíciles para Ciudad Juárez. La ciudad quedará en el epicentro de una política migratoria restrictiva y una posible guerra arancelaria que pondrán a prueba su capacidad de resistencia. Con la amenaza latente de un arancel y una frontera aún más rígida, será esencial que el gobierno local y federal ajusten sus estrategias y busquen alianzas que ayuden a amortiguar el impacto, en un escenario donde los intereses de Estados Unidos podrían ser una vez más prioritarios sobre los de su vecino del sur.
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