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Posverdad

*Maru, la cartilla y la gobernadora en modo emergencia

*Embajador alemán en Juárez: la diplomacia se cruza con la industria

Por: Redacción 30 Julio 2025 06 56

En política, los gestos importan tanto como los decretos. Y cuando Maru Campos anunció que será obligatorio presentar la cartilla de vacunación para todos los estudiantes y docentes en Chihuahua, activó no solo un protocolo sanitario, sino también un termómetro político: el brote de sarampión se convirtió en una prueba de liderazgo que la gobernadora no está dispuesta a perder.

Con la mirada fija en el regreso a clases, la instrucción fue clara: nadie sin vacuna. Una orden que puede sonar dura, pero que políticamente funciona como un doble golpe: posiciona a Maru como autoridad decidida y, al mismo tiempo, la blinda ante eventuales críticas si el brote se agrava. En tiempos donde el control sanitario se vincula con la gobernabilidad, la salud pública es también capital político.

Pero el verdadero mensaje no está en la cartilla, sino en el terreno. Maru apuntó también a los empresarios agrícolas que emplean jornaleros —muchos de ellos provenientes de comunidades vulnerables— para que vacunen a sus trabajadores y a los menores que les acompañan. No fue una sugerencia, fue una advertencia: o vacunan o se exponen a sanciones.

Ese tono directo no es casual. La mandataria ha entendido que la tibieza no sirve cuando se trata de salud ni cuando se aspira a más. Y en su equipo ya ven que cada crisis puede ser también una oportunidad de mostrar fuerza institucional… o falta de ella.

Con esto, Maru Campos se planta en modo “jefa del estado” frente a un brote que ya rebasó lo anecdótico. El sarampión pone a prueba al sistema de salud estatal, pero también al liderazgo de quien lo dirige. Y, al parecer, la gobernadora está dispuesta a tomar el bisturí con firmeza.

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No es casualidad que el embajador de Alemania en México, Clemens Von Goetze, haya visitado Ciudad Juárez. Y no fue una cortesía diplomática más: fue un gesto calculado en un momento en que la frontera norte se reafirma como epicentro de las apuestas industriales globales.

Cruz Pérez Cuéllar lo recibió en su despacho con sonrisa institucional, pero en el fondo lo que se cruzó ahí fue algo más que saludos: fue la reafirmación de una alianza silenciosa entre el capital europeo y la fuerza laboral juarense, esa que tantas veces ha sido subestimada pero que hoy, ante el nearshoring y la reconfiguración de cadenas de valor global, cobra un valor estratégico.

Alemania no visita por cortesía, sino por interés. Las plantas alemanas asentadas en Juárez no solo ensamblan: operan, invierten y planifican. Y eso no pasa desapercibido para un diplomático con trayectoria en Tokio, Pekín y Tel Aviv, tres de las plazas más competitivas del mundo. Que Von Goetze haya hecho escala en esta ciudad no es un gesto menor.

El alcalde, hábil para leer señales, no perdió la oportunidad de vender lo que mejor conoce: la mano de obra local. Lo dijo claro y sin rodeos: aquí hay trabajadores confiables y capacitados, que sostienen no solo fábricas, sino economías. Juárez, más allá del estigma de violencia, se convierte en una ciudad que interesa a las potencias.

Lo importante ahora es lo que no se ve. Porque si la diplomacia avanza, las inversiones podrían no tardar. Y en la antesala del 2027, todo movimiento de capital tiene también lectura política. ¿Será este el momento en que Juárez deje de ser frontera y se convierta en punto estratégico del mapa económico global?

La visita fue de cortesía, sí. Pero también de cálculo.

 


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