Posverdad

Cruz Pérez Cuéllar no se anduvo con rodeos. En plena tribuna pública, el alcalde de Ciudad Juárez señaló con nombre y apellido a Marco Bonilla, presidente municipal de Chihuahua capital, como el responsable de difundir el rumor de que le habrían retirado la visa para ingresar a Estados Unidos.

“Está actuando muy sucio”, dijo Cruz, directo al hueso. Y es que en el juego político rumbo al 2027, ya no hay espacio para los mensajes cifrados. A diferencia de otros episodios, esta vez no hubo voceros ni intermediarios: fue el propio alcalde fronterizo quien acusó al edil capitalino de orquestar una campaña de desprestigio desde las sombras… aunque disfrazada de trascendido nacional.

Pérez Cuéllar desmintió de forma tajante que su visa esté suspendida, y hasta recordó que recientemente viajó al vecino país, lo cual desmonta la narrativa de que habría una investigación federal que le impida cruzar la frontera.

Lo que más irritó a Cruz no fue el rumor en sí —al final, es parte del costo de jugar en las grandes ligas— sino la supuesta cobardía de querer atribuir el golpe a “fuentes de Quintana Roo y Tabasco”, cuando, según él, el autor intelectual vive en la misma entidad.

La tensión entre Juárez y la capital no es nueva, pero esta vez escaló de los murmullos al señalamiento frontal. Si alguien pensaba que la carrera por la gubernatura se estaba cocinando a fuego lento, basta ver este episodio para confirmar que ya hay fuego cruzado… y del más tóxico.

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La vicecoordinadora del PAN en San Lázaro, Noemí Luna, encendió la mecha: el senador morenista Adán Augusto López fue denunciado penalmente por presuntos vínculos con el crimen organizado, específicamente con “La Barredora”, ese grupo criminal que sembró terror en Tabasco mientras él gobernaba.

La escena ya parece guionada. La diputada panista no escatimó en calificativos: acusó a Morena de ser cómplice del narco, de encubrir corruptos, de blindar a exfuncionarios como Alfonso Romo, y de mantener a Adán Augusto como coordinador de senadores mientras el escándalo lo alcanza por varios frentes.

Pero el golpe de efecto llegó con una analogía que revela más del estado de ánimo panista que de la estrategia morenista: “Adán Augusto está como los payasos de los circos de tres pistas, tratando de sostener el equilibrio mientras entretiene a sus asistentes y los enemigos de Morena esperan que caiga”.

En el centro de la acusación está Hernán Bermúdez Requena, el polémico secretario de Seguridad nombrado por Adán en su etapa como gobernador, señalado como presunto cabecilla de “La Barredora” y, según Luna, hoy prófugo de la justicia. 

Lo que está claro es que la oposición ha encontrado una veta discursiva poderosa: el vínculo de figuras morenistas con redes de seguridad cuestionables. Y aunque falten pruebas concluyentes, en la arena política basta la sospecha para encender la narrativa.

Adán, por ahora, baila en la cuerda floja.