Posverdad

El mensaje de Jorge Romero Herrera, nuevo líder nacional del PAN, ha sacudido las aguas internas del partido. Con un llamado directo y sin rodeos, cuestionó a los consejeros si aún defienden las causas que alguna vez dieron identidad al blanquiazul: la familia y la vida. El "sí" colectivo resonó fuerte, pero ¿fue una afirmación de convicción o de protocolo?

Romero Herrera fue claro: el PAN debe recobrar su mística y alejarse de las corrientes progresistas que, según él, le han hecho perder rumbo. No mencionó nombres ni señaló culpables, pero el mensaje va dirigido a quienes, desde adentro, impulsan posturas más "progre" que no encajan con la doctrina fundacional del partido. 

El viraje ideológico hacia una "nueva derecha", al estilo Milei en Argentina o Trump en EE.UU., parece ser el subtexto de este llamado.

Sin embargo, lo que en papel suena a refundación, podría ser visto también como una retórica calculada. Al propio Romero Herrera le pesan declaraciones y posturas que, en el pasado, no encarnaron precisamente la pureza doctrinal que ahora defiende. 

Los panistas más críticos dirán que esto huele a discurso político más que a intención genuina de cambio.

En cualquier caso, la marea azul comienza a moverse. La pregunta es si Romero Herrera tiene el peso y la habilidad para llevar al PAN de vuelta a sus raíces sin fragmentarlo aún más. Porque, como dicen en el partido: “obras son amores, y no buenas razones”.

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El proceso de selección de jueces, magistrados y ministros ya está dando de qué hablar, y no por sus méritos, sino por las maromas que algunos abogados están aplicando. Resulta que más de uno decidió inscribirse en dos o hasta tres procesos a la vez, en un intento de aplicar la máxima del “chicle y pega”. Al menos 36 aspirantes jugaron sus cartas así, poniendo a prueba el sistema de registros.

Eso sí, desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum no se despeinó. “No hay bronca”, dijo. Y tiene razón: legalmente no hay impedimento para registrarse en más de una lista. La flexibilidad del proceso parece dejar todo en manos de la suerte... o más bien, en el apoyo popular, como lo diría el discurso oficial.

En Chihuahua, las aguas están más calmadas. Solo 27 aspirantes se inscribieron para la elección judicial federal, y hasta ahora no hay reportes de dobles o triples registros. Quizá la prudencia norteña no permite esas aventuras.

Pero ojo, esto apenas comienza. Ricardo Monreal ya soltó que le gustaría un centenar de jueces nuevos, lo que podría chocar de frente con las aspiraciones de Adán Augusto López. El pleito por el control judicial en la 4T podría estar más cerca de lo que parece, porque el dedazo —perdón, el apoyo del pueblo— sigue siendo la joya de la corona en esta reforma.