Posverdad

Si alguien ha tomado en serio la política social en Ciudad Juárez, esa es Rubí Enríquez, presidenta del DIF Municipal, quien ha logrado que más de 5 mil niños reciban apoyo a través del programa de becas para centros de cuidado infantil.

El impacto de esta iniciativa no es menor. Mil pesos mensuales por niño significan un alivio real para las familias juarenses que dependen del cuidado infantil para salir a trabajar. En una frontera donde la economía exige que ambos padres trabajen, este tipo de programas no solo brindan estabilidad, sino que también refuerzan el tejido social de la ciudad.

Desde el DIF Municipal, Rubí ha consolidado su liderazgo en la asistencia social, con programas que sí llegan a quienes los necesitan.

No es casualidad que la presidenta del DIF se mantenga activa en el frente social. En tiempos donde la política se mide en hechos más que en discursos, su trabajo envía un mensaje claro: la asistencia social bien aplicada no solo transforma vidas, también construye proyectos duraderos.
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Aunque las autoridades han presumido avances en materia de seguridad, la violencia en Ciudad Juárez sigue sin dar tregua. Este fin de semana se contabilizaron 14 homicidios, dejando claro que la lucha contra el crimen organizado y la violencia sigue siendo uno de los principales desafíos para la ciudad.

Desde el viernes hasta el domingo, los hechos de sangre se registraron en distintos puntos de la frontera, algunos de ellos en colonias que ya han sido identificadas como focos rojos por las corporaciones de seguridad. Balaceras, ejecuciones y hallazgos de cuerpos fueron la constante en estos tres días, un recordatorio de que la estrategia de pacificación aún tiene serios pendientes.

Los responsables de la seguridad en Juárez, encabezados por el fiscal Carlos Manuel Salas, el secretario de Seguridad Pública César Omar Muñoz y el Secretario Estatal de Seguridad , Gilberto Loya, no pueden bajar la guardia. La ciudad apenas había salido del listado de las 10 urbes más violentas del mundo, y con números como estos, el riesgo de regresar a esa lista sigue latente.

En la frontera, la seguridad no puede darse por ganada, y este fin de semana es un claro ejemplo de ello.