Posverdad

En la Suprema Corte, siete ministros decidieron evitar las urnas y, sin opción de cancelar la elección de sus puestos, todo apunta a que se retiran con un beneficio nada despreciable.

El proyecto del ministro González Alcántara dejó claro que no busca desmantelar toda la reforma, sino dejar fuera de la votación popular a jueces y magistrados de circuito y concentrarla en la Suprema Corte, el Tribunal Electoral, y el nuevo Tribunal de Disciplina.

Mientras tanto, en la 4T están listos para rechazar cualquier resolución que los ministros pretendan imponer. 

El desenlace parece inclinarse hacia un retiro “con todas las de la ley” para quienes eviten el proceso. 

Pero Claudia Sheinbaum fue directa: no planea dejar que se vayan sin responder por su posición. 

Desde el púlpito presidencial, les recordó que se retiran con los beneficios más altos que podrían recibir, y advirtió que sus decisiones serán juzgadas en los libros de historia. 

Para los ministros, todo parece indicar que este retiro dorado será su única opción... aunque en el ojo público, está por verse.

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Aunque la posibilidad es aún lejana, el Tribunal Superior de Justicia en Chihuahua, encabezado por Myriam Hernández, podría haber encontrado una rendija de esperanza. 

El proyecto del ministro González Alcántara plantea dejar fuera de las elecciones populares a los tribunales estatales, lo que, de confirmarse, sería un respiro para los magistrados de Chihuahua que, al menos por ahora, estarían a salvo de los cambios propuestos en la Reforma Judicial.

Sin embargo, el panorama no es tan sencillo. La presidenta Claudia Sheinbaum y las cabezas de la 4T han sido tajantes: una sentencia adversa a la Reforma Judicial podría ser ignorada, lo que abre el escenario a tensiones sin precedentes. 

Así, el TSJ de Chihuahua, que tiene su propia impugnación constitucional pendiente en la Corte, se aferra a esta posibilidad como su última línea de defensa. 

Para Myriam Hernández y su equipo, la estrategia parece clara: mantenerse a la espera y cruzar los dedos por un desenlace que asegure la autonomía de los tribunales locales.

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El sector automotriz en México atraviesa tiempos difíciles, y el estado de Chihuahua, donde la industria es fundamental, lo siente aún más. 

Por segundo mes consecutivo, las exportaciones han caído, un golpe inesperado para un país que abastece al mercado estadounidense y a otros destinos en América con una producción de calidad reconocida a nivel mundial.

Las razones no son un secreto: 

Estados Unidos se encuentra casi paralizado a la espera de las elecciones del 5 de noviembre. 

Los rumores y las encuestas apuntan a un posible regreso de Donald Trump, cuyas amenazas de imponer aranceles de hasta el 100% o 200% a los vehículos fabricados en México han hecho que las empresas pospongan sus anuncios de inversión. 

Incluso Tesla, con su Gigafactory en Nuevo León, ha optado por esperar a que el panorama sea más claro antes de concretar sus planes.

Por su parte, Kamala Harris no ha llegado a esos extremos, pero su oposición al T-MEC también anticipa una renegociación tensa para 2026. 

Mientras tanto, el sector automotriz mexicano, una columna vertebral para estados como Chihuahua, observa con preocupación los movimientos en Washington.