*Sin pasantes 16 clínicas de la sierra: Luis Hinojos *Obsoleto esquema de servicio social *Medicina entre las 10 mejores *Navajeado en Ortegueño

 La Entrevista:

El director de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua, (UACh), Luis Carlos Hinojos Gallardo, informó que gracias al apoyo de las autoridades 16 médicos pasantes fueron retirados para evitar que sufrieran algún daño en los municipios más afectados por la violencia en la entidad.

El galeno añadió que por ese motivo igual cantidad de clínicas rurales quedaron sin prestar servicios de salud mientras se resuelve la incorporación de otros doctores en los municipios de Gómez Farías, Namiquipa y Madera, sitios afectados por la inseguridad.

Recalcó el pediatra con especializada en neumología que el servicio social obligatorio para los médicos egresados de las escuelas de medina es anacrónico y obsoleto ya que data del año 1937. Sin embargo, destacó que la Facultad que dirige, sigue estando entre las 10 mejores del país gracias al trabajo de muchos ex directores.

Compartió que estando en Ortegueño, municipio de Camargo, Chihuahua realizando su servicio social, un ebrio que quería alcohol para seguir tomando lo navajeó y así conoció en carne propia el peligro que enfrentan los pasantes fuera de sus comunidades.

También comentó que comparte el gusto de los tatuajes con Armando Villanueva, Director de Filosofía y Letras, y empezó la entrevista para tiempo.com.mx y puentelibre.mx así:

Me llamo Luis Carlos Hinojos Gallardo, soy el director de la Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Soy de Villa López, Chihuahua, aunque en realidad nací en Gómez Palacio, Durango, pero fue porque mi madre siendo maestra, realizaba sus prácticas en aquella ciudad.

Luego de mi nacimiento nos trasladamos a Villa López, que se ubica entre Parral y Jiménez, allí radicamos por seis años.

Cuando tenía esa edad nos cambiamos a la Ciudad de Chihuahua.

Mi papá se llamaba Santiago Hinojos Montoya, ya falleció, mi mamá, Martha Gallardo Porras, afortunadamente aún puedo disfrutarla.

Tengo una hermana mayor seis años, se llama Norma y vive en San Francisco, California, se dedica a ser ama de casa.

Soy casado, tengo 2 hijos, uno de siete y otra de cinco años que se llaman: Isaac y Sofía.

Siempre vivimos en la Colonia Magisterial, en la calle Juan Dozal, cerca de la gasolinera La Cima, que se ubica atrás de Soriana Universidad.

Mi infancia la pasé en la Ciudad Deportiva, todas las tardes después de clases ahí vivía.

Estudié la primaria en la Rafael Ramírez Castañeda, que estaba muy cercas de la casa y continúe la secundaria en la 3015 de la calle Francisco Villa de la colonia Panamericana.

Continué en el Colegio de Bachilleres Plantel Numero Tres y me inscribí en la Facultad de Medicina de la UACh.

Entre en 1997 a medicina y terminé en el 2002, en ese tiempo era de plan estudios anual y mi internado de un año lo realicé en el hospital Morelos del Seguro Social.

Ahí fue donde aprendí, en el año de internado es donde uno realmente integra todos los conocimientos adquiridos como estudiante.

Durante varios años estuve como Coordinador de Internado en la Facultad de medicina, es algo que me gustó mucho, es cuando uno realmente se enfrenta al paciente.

Enfrentamos la vida con los partos, a la muerte con las defunciones, es donde más se aprende, es un año muy difícil, pesado por las guardias de hasta 36 horas.

Luego me fui un año de Servicio Social, en ese tiempo nos pagaban a modo de beca 650 pesos quincenales.

Actualmente el Gobierno del Estado paga por el orden de los mil 500 pesos por quincena en lo que denominan plaza C, y que son para cubrir turnos de 24 horas.

A mí me enviaron a una comunidad denominada Ortegueño ubicada en el municipio de Camargo.

El médico debe hacer rendir su pago lo máximo ya que no alcanza para cubrir sus necesidades.

El Servicio Social es el tema principal que se ha manejado en los últimos días.

Después de realizar estudios de posgrado aquí y en la Ciudad de México, se me presentaron importantes opciones de trabajo.

Seguí en el Hospital Infantil donde ocupé la Subdirección y fue otra época de gran aprendizaje hasta que se me llegó la opción de entrar a la Facultad de Medicina.

Entré a dar clases de Pediatría, a veces daba Respiratoria, y fue cuando el entonces director, Dr. Jesús Benavides, me pidió que le ayudara en la Coordinación de Internado.

Estuve cuatro años trabajando en esa coordinación y sigo en contacto con los muchachos y con los maestros relacionados a esta área.

Luego se vino la contienda por la dirección de la Facultad y tuve la oportunidad de participar contra otros ocho aspirantes.

Se escogió una terna integrada por el Dr. Cantú, Dr. López y yo.

El Consejo Universitario tuvo a bien votar a mi favor y desde entonces aquí estamos.

¿Cómo va la coordinación con el rector Fierro?

Excelente, el rector es una persona muy abierta, un hombre muy inteligente, que tiene muy bien definido que quiere para la Universidad.

Concuerdo con su forma de leer la Universidad, es joven a sus 44 años, muy incisivo, filósofo y medita profundamente las cosas.

Disfruto y creo que cualquiera disfruta una buena plática, es un hombre muy culto que siempre está leyendo.

Esta haciendo su doctorado y creo que su responsabilidad como rector le va a retrasar un poco su avance.

¿Cuáles son sus metas como director?

Debo reconocer que encontré una Facultad muy fortalecida, con una inercia de mucho crecimiento que incluye carreras nuevas.

En el Consejo Universitario hice la analogía de que como pediatra conozco la importancia de los primeros años de vida.

Entonces le pedí al equipo de trabajo fortalecer las tres carreras nuevas sin olvidarnos de la carrera de medicina que la fundamental.

Pero lo más importante sería consolidad la investigación, sobre todo en lo que se refiere a la investigación clínica.

El objetivo es aumentar el número de profesores en el Sistema Nacional de Investigadores.

¿Se abrió de más la facultad en los últimos años?

Si, hubo apertura de la matrícula, se relajó un poco el ingreso y se hizo más fácil acceder a la carrera de medicina.

Eso nos pegó a tal grado de que hemos tenido que disminuir poco a poco la inscripción, y cuándo me preguntan, les digo que aceptamos sólo a los mejores aspirantes.

La idea es elevar la calidad y aceptar a los muchachos con mayor vocación de servicio.

Queremos que nuestros alumnos sean de alto nivel y gran calidad académica, pero también de mayor calidad moral.

¿Cómo se inició la protesta de los jóvenes?

Los muchachos se empezaron a quejar por la situación que prevalece en el Servicio Social por la violencia en algunas zonas del estado.

Ellos deben hacer servicio social en dos ocasiones, cuando terminan la carrera, siempre hacen todo un año internados.

La queja era primordialmente de quienes estaban en áreas de difícil control de la policía y con mucha violencia.

Afortunadamente salvo el lamentable caso del doctor secuestrado, Blas Juan Godínez, no han afectado a ningún estudiante.

Pero siempre les he insistido a las autoridades en que no debemos esperar a que les suceda algo a los muchachos para actuar.

La crisis está en Namiquipa, Gómez Farías, Madera y donde ellos vivían con terror, como a uno que se le quemó la casa que estaba atrás de su clínica.

Con la manifestación y protesta que realizaron, lograron que fueran sacados o reubicados, sobre todo los médicos que estaban en las comunidades más peligrosas.

¿Qué se debe hacer con el Servicio Social?

El Servicio Social es anacrónico totalmente, debe ser reestructurado, cambiado, no puede seguir vigente en estos tiempos modernos.

Debe modificarse el esquema en el que empezó hace muchísimos años, es totalmente obsoleto.

Empezó en 1935 pero fue hasta 1937 cuando se oficializó por el Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Gustavo Baz Prada.

Nació como una necesidad para lograr que la Universidad no estuviera alejada de la población.

Así se buscó vincular a los alumnos al resto del pueblo de México bajo la premisa de que el nuevo profesionista que había recibido gratis su preparación, retribuyera su servicio al pueblo que la había pagado.

Esa tesis humanista se utilizó como un pretexto para lo que es ahora, aprovechar mano de obra barata y bien preparada.

Generalmente eran los médicos pasantes los que atendían los Centros de Salud Rurales que hace 10 años la Secretaria de Salud tenía como 12 mil en el país y el 80 por ciento estaba en manos de pasantes.

Esto significó una enorme cantidad de recursos que se ahorra la Secretaria de Salud con esa vieja práctica.

Hay implicaciones éticas, incluso puntos de discusión ya que resulta que a las comunidades rurales se van los médicos con promedios más bajos.

Esto significa que la desigualdad sigue ya que el pasante debe enfrentar solo pacientes, con escaso material, y ahora en un ambiente hostil.

Cualquier alumno que salga 100 kilómetros fuera de la ciudad ya está fuera de su ambiente.

Esto genera estrés, problemas, carencias y hasta amenazas de que se les hará daño.

Desde hace varios años la Sociedad Mexicana de Facultades de Medicina que aglutina a 103 Escuelas en el país, insiste mucho en que se modifique el esquema.

El Secretario de Salud, Dr. José Narro, Ha estado buscando esquemas que permitan vincular a los muchachos con la población pero dejen de correr riesgos.

El servicio social no está dentro del plan curricular no se califica, es un requisito que marca la ley.

En casi todas las carreras este servicio se hace mientras se cursan las materias con 480 horas, porque en medicina es diferente.

Estamos entrando en una etapa con mayor sensibilidad de las autoridades.

Creo que en las comunidades de alto riesgo no deben ser pasantes los que acudan, son estudiantes y ni siquiera tienen experiencia.

Se está proponiendo un esquema por el rector en donde incluso el servicio en ciertas comunidades fuera voluntario.

También que algún pasante que tuviera algún familiar o conocido dijera, yo quiero acudir a esa u otra comunidad.

El Secretario Ernesto Ávila, planteó un esquema en que el médico no tenga que quedarse en estos sitios.

Que se organicen Caravanas de Salud mediante el programa La Salud Toca a tu Puerta, que consiste en llevar al doctor hasta la casas para que revise a toda la familia.

¿Quién atendería las comunidades en conflicto?

Opino que tendría que ser un médico con experiencia que decida contratarse para acudir a ese lugar.

Es decir, que a ese doctor se le ofrezca alguna cantidad atractiva por sus servicios profesionales y tenga la opción de aceptarla.

No aseria igual llevar a un médico que acepto ir a trabajar a una clínica en alguna población, que mandar a un pasante obligado.

¿Cuántas clínicas están afectadas por la violencia?

Aproximadamente 16, que son los muchachos rescatados por la Secretaria de Salud.

¿Qué pasó con las especialidades?

Son: cirugía plástica, geriatría y angiología, la Secretaria de Salud inicialmente las cerró, que fue la demanda de los muchachos.

Expresaban que lo habían hecho sin haber realizado estudios, sin algo objetivo que determinara la decisión.

Gracias a la intervención del Rector Luis Fierro que decidió apoyar la petición de los interesados mediante el pago de la mitad de la becas, quedó resuelta

Me parece muy buen esquema, yo en lo personal aplaudí la propuesta…

¿Cómo les ha afectado la crisis?

Hemos tenido que hacer recortes como lo han hecho en la Universidad y en el Gobierno del Estado.

Afortunadamente la Facultad de Medicina de se mantiene entre las 10 mejores del país y eso nos llena de orgullo.

Tenemos el buen Ranking…

¿Tenemos una universidad cara?

Desgraciadamente si teneos cuotas altas y el rector Fierro está realizando un gran esfuerzo por hacer planeación a futuro que permita abaratarlas.

Actualmente nuestros semestres están entre los 6 mil y 8 mil pesos pero buscamos reducirlas en el mediano plazo.

Quiero comentar esto…

Cuando murió mi padre hace tres años, estábamos comiendo menudo por su casa en la Colonia Magisterial.

Era un Día del Padre exactamente y degustábamos el platillo tradicional en un local atendido por dos personas mayores que cada fin de semana lo ofrecen en su cochera.

A mi papá le gustaba esa fondita y precisamente ahí le dio un ataque al corazón.

Ahí estaba Raúl Serna Parra, un joven todavía alumno en ese tiempo, apenas lo recuerdo, haciendo lo propio comiendo menudo.

Al momento de la emergencia, Le pedí apoyo a Raúl y me ayudó a subir a mi progenitor a la camioneta.

Recuerdo que el ahora medico me ayudó a moverlo ya sin signos vitales pero de todas maneras llegué a Pensiones.

La Anécdota:

Cuando tenía cuatro o cinco meses de estar prestando mi servicio social en el Ortegueño llegó un hombre alcoholizado a pedir más alcohol,

Eran aproximadamente como las 11 de la noche y dado su estado inconveniente se me hizo fácil pedirle que se fuera.

No esperaba que fuera a sacar de su ropa una navaja y me la enterrara en la clínica.

La herida no pasó a mayores, pero fue necesario que me trasladaran al Hospital Regional de Camargo.

La Secretaría de Salud me cambió a este nosocomio donde finalmente terminé mi servicio social.

Presenté mi examen profesional el 14 de febrero y de inmediato entré a la especialidad en pediatría durante tres años en el Hospital Infantil.

Todavía en el antiguo nosocomio que está por el Santuario de la Virgen de Guadalupe

Después de terminar la residencia de tres años en pediatría, estuve un año en más en el Hospital Infantil.

Viajé posteriormente a la Ciudad de México al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias donde hice la otra especialidad en neumología pediátrica.

El Cuento:

El Director de Filosofía y Letras, Armando Villanueva y yo tenemos una gran relación de amistad y nos identificamos bastante.

Creo que somos los únicos dos directores con muchos tatuajes…

El otra vez salí de una junta de directores y al rato fui con el tatuador y me comentó que se acababa de ir Armando, ¡ando tatuando directores!

Yo tengo cuatro tatuajes y Armando como cinco…

Los míos se relacionan a temas de la zona arqueológica de Paquimé, son temas de Chihuahua.